Preguntas
No comprendo cómo no te duele
el horizonte, casi recto, que te atraviesa,
te suspende entre celestiales y marinos azules.
Insolente me muestras tu risa que
despierta mañanas de vientos salinos
y agita el terciopelo de las noches.
Me pregunto cómo este sol, testigo de
mi elegía, no lastima tu alma alada.
No sé de tiempos, lo juro, por eso me lo pregunto.
Será que al hundirte en el océano de mundos,
ebria de banderas, te aprestas a huir, cobra coral.
Será que no quiero verte querida por la muerte
Y, tal vez, al final de tu viaje, savia cabal,
yacida como un poema escrito en la arena,
preguntes por qué no me duele el horizonte.
mam
2005